Conoce las 4 Enfermedades Contagiosas y Potencialmente Mortales En Los Perritos

1. Parvovirus

El parvovirus canino tipo 2, o CPV-2, es un virus que ataca indistintamente al tracto gastrointestinal (GI) de perros adultos y de cachorros domésticos o silvestres. Además de los efectos gastrointestinales, el parvo puede dañar el miocardio de cachorros muy jóvenes y de aquellos que aún no han nacido.

El parvo es extremadamente contagioso y se transmite por contacto directo entre perros, excremento, entorno y personas con la enfermedad. El virus puede contaminar todo lo que tu perro toca, como tazones, collares, correas, e incluso las personas que se encargan de él al igual que su ropa.

El parvo es un virus resistente que puede sobrevivir a niveles extremos de temperatura y humedad. Subsiste en el ambiente por largos períodos de tiempo. Incluso pequeñas cantidades de heces con parvo pueden contaminar el área y transmitir la enfermedad a otros perros que ingresen en la misma.

El parvo se puede propagar fácilmente de un lugar a otro en el pelo o las patas de un perro, en una transportadora contaminada y en zapatos u otros objetos.

2. Moquillo

El moquillo canino, el cual se conoce como enfermedad de Carré y una vez se le denominó enfermedad de la almohadilla dura, es un virus altamente contagioso que afecta principalmente a perros jóvenes de entre 2 y 6 meses, tanto domesticados como silvestres. La enfermedad puede ser fatal, especialmente en cachorros y fauna.

Al igual que los cachorros que nacieron de una madre infectada y los perros jóvenes bajo estrés extremo o que sufren de inmunodepresión, los perros que no han sido inmunizados y entran en contacto con un animal infectado, corren un alto riesgo de contraer moquillo. Asimismo, los perros que viven en la naturaleza, pueden tener un mayor riesgo de contraer la enfermedad.

De igual forma, las infecciones bacterianas, sobre todo las que atacan al tracto respiratorio o gastrointestinal, pueden hacer que los perros sean más propensos al virus. Paralelamente, en raras ocasiones, las vacunas vivas atenuadas (formuladas) de forma incorrecta han sido señaladas como otra causa.

Sin embargo, la mayoría de los perros están expuestos al virus cuando inhalan las secreciones respiratorias de un animal infectado o entran en contacto directo con el virus a través del excremento, la orina o la saliva. Asimismo, el CPV se puede transmitir mediante el contacto directo o indirecto con las cobijas, tazones u otras pertenencias de un perro que sufra esta enfermedad.

En el caso de perros propensos, el virus se reproduce en el tracto respiratorio y más tarde pasa a los ganglios linfáticos y al sistema tanto linfático como circulatorio. El CPV puede afectar la piel de un perro, el tracto gastrointestinal y urogenital, el sistema nervioso central y otras áreas de su cuerpo.

Los perros, pueden llevar consigo el virus durante varios meses tras la infección, incluso es posible que no muestren síntomas clínicos de la enfermedad.

3. Hepatitis vírica

La hepatitis vírica canina, o ICH por sus siglas en inglés, es causada por el adenovirus canino tipo 1 (CAV-1). La infección puede dañar las células de todo el cuerpo de un can, en especial las que se encuentran en el hígado, los riñones y los ojos.

En el pasado, existía una vacuna disponible que protegía a los perros del adenovirus tipo 1, sin embargo, se suspendió porque causaba una afección que se denominó como enfermedad del ojo azul, dicha afección, es un depósito de proteína que produce una mancha azulada en uno o ambos ojos de los perros que fueron vacunados.

Hoy en día, vacunamos contra el adenovirus canino tipo 2 (CAV-2), que es un virus de la tos de perrera, y esta misma vacuna esencial, proporciona una protección doble contra el adenovirus canino tipo 1.

La hepatitis vírica canina está presente en todo el mundo y se transmite por fluidos corporales, como la secreción nasal y orina. El método más común de transmisión es el contacto directo con un perro infectado, sobre todo, con su orina.

Además de las manos y los zapatos humanos, las perreras, pensiones, tazones y otros suministros contaminados, también pueden transmitir el virus.

La orina de los perros en recuperación puede contener el virus por un año, esto hace que sea muy difícil determinar con exactitud qué lugares estén posiblemente contaminados.

Las partículas infecciosas ingresan al cuerpo del perro por la nariz o el hocico e invaden las amígdalas, donde el virus se multiplica e infecta los ganglios linfáticos cercanos. En una semana aproximadamente, las partículas citotóxicas se diseminan desde el sistema linfático hacia el torrente sanguíneo.

Una vez que viaja a través de la sangre, el virus infecta a otros órganos, como el hígado, los riñones y los ojos, no obstante, el hígado suele ser el órgano más gravemente afectado.

4. Rabia

El virus de la rabia, también se conoce como encefalomielitis viral aguda, es una infección inflamatoria extremadamente grave y generalmente mortal que daña tanto al cerebro como al sistema nervioso central (SNC).

Por lo general en los Estados Unidos, el virus de la rabia se transmite entre perros y gatos cuando un zorro, mapache, zorrillo, coyote o murciélago con el virus muerde a una mascota. Las partículas infecciosas se encuentran en la saliva de estos animales con el fin de transmitir la enfermedad de manera más eficaz.

En muy pocas ocasiones se ha registrado que la transmisión ocurra por la exposición a los gases emitidos por un animal infectado y en descomposición. Por lo general, esta forma de transmisión ocurre en cuevas donde existen grandes poblaciones de murciélagos con el virus.

Este es un punto a considerar si tienes un perro de caza o te gusta explorar las cuevas con tu can.

La rabia es una enfermedad zoonótica, esto significa que los animales infectados pueden contagiar a los seres humanos. Cuando el virus de la rabia ingresa al cuerpo de una mascota, se multiplica en las células musculares y se propaga a los nervios sensoriales y motores periféricos cercanos, los cuales trasladan el virus al cerebro y al sistema nervioso central (SNC).

Durante el período de incubación antes de que el virus ingrese al SNC, el animal infectado es asintomático y no puede transmitir la enfermedad. El virus es relativamente lento, y en el caso de los perros, tarda entre 3 y 8 semanas en llegar al cerebro tras la exposición. Sin embargo, se han reportado períodos de incubación de hasta 6 meses.

Fuente:https://mascotas.mercola.com/

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