El virus de la panleucopenia felina, a menudo conocido como parvo felino y moquillo felino.
Transmisión del virus
El moquillo felino es extremadamente estable en el medio ambiente. Este organismo puede vivir durante años en ambientes contaminados y puede sobrevivir temperaturas de congelación, así como el uso de desinfectantes comunes como el alcohol y el yodo. Por fortuna, una mezcla de cloro con 32 partes de agua lo elimina.
El virus es altamente contagioso y potencialmente mortal. El cual ataca rápidamente, al dividir las células del cuerpo, especialmente aquellas que se encuentran en el tracto gastrointestinal (GI), la médula ósea y las células madre de los embriones. Debido a que el virus afecta las células sanguíneas, el moquillo felino puede provocar anemia. También puede hacer que los cuerpos infectados sean más susceptibles a otras infecciones virales y bacterianas.
El moquillo felino es leve e incluso puede pasar desapercibido en los gatos adultos porque no existen síntomas observables. Los gatos que sobreviven a esta infección son inmunes a una mayor infección del virus. La panleucopenia también puede infectar gatos salvajes, visones, mapaches y hurones.
El virus se elimina por medio de las secreciones de los animales infectados hasta seis meses después de la exposición. Los gatos pueden infectarse a través de la exposición directa a heces infectadas, saliva o partículas virales en los platos de comida y agua, toallas, sabanas o superficies. El FPV también se puede transmitir en el útero de una madre a sus gatitos, así como a los gatitos recién nacidos durante la limpieza.
Síntomas del FPV
El virus ingresa por la boca o la nariz de un gato. Los primeros afectados son los ganglios linfáticos de la garganta, y durante los próximos dos a siete días, la infección se transfiere rápidamente a la médula ósea y al intestino. En la médula ósea, el virus suprime la producción de todos los glóbulos blancos («panleucopenia» significa «falta de blanco»), que son las células necesarias para combatir la infección. Sin estos glóbulos, el cuerpo no puede detener la progresión del virus.
En el intestino, el virus causa úlceras que provocan diarrea, deshidratación mortal e infecciones bacterianas secundarias. La muerte es causada por la deshidratación o una infección bacteriana que se propaga desde el intestino a la circulación sistémica. El FPV causa síntomas similares a los observados en el parvovirus canino, los cuales incluyen los siguientes:
Vómito | Depresión |
Diarrea (en ocasiones con sangre) | Ocultamiento |
Falta de apetito | Anemia |
Fiebre elevada | Pérdida de peso significativa |
Deshidratación profunda | Signos neurológicos (si alcanza el cerebro) |
Cómo se diagnostica la panleucopenia o moquillo felino
El veterinario tomará un historial completo, incluyendo su salud general y la posibilidad de haber entrado en contacto con otros gatos o si pasa tiempo en exteriores. Dado que el virus causa síntomas que también se observan en otras afecciones, como intoxicaciones, leucemia felina (FeLV), virus de inmunodeficiencia felina (FIV) y pancreatitis, el veterinario necesitara descartar dichas afecciones primero.
Las pruebas de laboratorio incluyen un conteo sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés), un panel de bioquímica y análisis de orina. Los análisis de sangre generalmente demuestran un menor conteo de glóbulos blancos y un recuento bajo de glóbulos rojos, lo que indica anemia. También es posible tomar una muestra fecal para verificar la eliminación del virus.
Las pruebas específicas incluyen pruebas de anticuerpos inmunofluorescentes, la prueba de reacción en cadena de la polimerasa y el aislamiento del virus; sin embargo, casi no se utilizan. En términos generales, los gatos con síntomas gastrointestinales graves junto con un menor recuento de glóbulos blancos y anemia se consideran infectados con este virus.
Opciones de tratamiento
Por desgracia, no existen protocolos específicos para el moquillo felino, por lo que la única manera de sobrevivir es al mantenerlo con vida hasta que el sistema inmunológico elimine la infección. Como mínimo, esto requiere una terapia intensiva con fluidos por vía intravenosa (IV) para prevenir la deshidratación y el control de bacterias intestinales oportunistas.
Dependiendo de los síntomas, es posible utilizar otros medicamentos, incluyendo expectorantes para ayudar a controlar la bronquitis o la neumonía, antieméticos para ayudar a controlar las náuseas y vómitos y transfusiones sanguíneas para pacientes con anemia grave. En ocasiones, también se necesita apoyo nutricional por la falta de apetito y, a menudo, es necesario controlar el dolor.
Es necesario hospitalizar a estos gatos durante este período crítico, así como aislarlos de otros felinos. Los veterinarios pueden implementar la terapia IV con vitamina C, nosodes homeopáticos de FPV, así como la terapia restauradora de microbiomas para ayudar a estimular rápidamente el sistema inmunológico.
Por desgracia, incluso con una terapia agresiva, el FPV es casi siempre mortal en los gatos muy jóvenes o inmunocomprometidos. Los gatos mayores con un sistema inmunológico más fuerte tienen un mejor pronóstico, pero incluso la posibilidad de sobrevivir no es significativa. El Dr. Ronald Schultz, experto en vacunas veterinarias, considera que la mejor manera de proteger a la mayoría de los gatos es por medio de dos vacunas. El Dr. Richard Pitcairn aboga por el uso de nosodes en su lugar.
Cuidados en el hogar
Para los gatos que sobreviven, la buena noticia es que nunca lo volverán a padecer. Lo malo es que puede tomar semanas o incluso meses recuperarse por completo.
Una vez que un gato sea dado de alta, es necesario incluir una atención de apoyo excelente y continua. El gato necesitará descansar en un área tranquila y cálida del hogar, lejos de situaciones estresantes y del ajetreo cotidiano. También es necesario alejarlo de otros gatos hasta que se recupere por completo.
Es importante acariciar y abrazar al gato, porque esta enfermedad tiene un efecto deprimente tanto física como mentalmente, mientras que necesitará mucha atención y afecto durante la recuperación. Dicho esto, se recomienda tener una higiene muy estricta durante la recuperación de la infección.
Es importante considerar que las partículas virales pueden permanecer en el hogar durante muchos meses. Limpia todo aquello que entre en contacto con tu gato y sus pertenencias para evitar transmitir el virus a otros gatos de la casa.
Cualquier persona que ingrese a tu hogar deberá tomar todas las precauciones necesarias para evitar la propagación de la enfermedad, incluso a través de los zapatos y la ropa contaminados. También es importante desinfectarse completamente antes de interactuar con animales no infectados.
La lejía puede utilizarse como un desinfectante efectivo. Sin embargo, la mejor manera de erradicar el virus es al reemplazar todas las pertenencias del gato, incluyendo sabanas, juguetes, platos, toallas y cajas de arena.
Fuente: https://mascotas.mercola.com